Hace algunos años, cuando ambos perseguíamos el sueño de formar parte de Pemex, el destino —con su característico sentido del humor— decidió cruzar nuestros caminos.
Diego, convencido desde el primer instante de que había encontrado algo especial; Fernanda, escéptica al principio, sin imaginar que aquel “extraño” que le cayó tan mal sería, en realidad, el amor de su vida.
Desde nuestra primera conversación hubo una chispa distinta, esa complicidad que solo nace entre almas destinadas a encontrarse; Como si el tiempo se detuviera y el ruido del mundo se desvaneciera, comprendimos que habíamos encontrado a nuestro mejor equipo.
Nuestra primera boda por la iglesia tuvo que esperar… La vida, como en una carrera, nos enseñó que los grandes sueños requieren paciencia, estrategia, amor y unión.
Así nació nuestro primer proyecto juntos, nuestro emprendimiento, la prueba más clara de que juntos somos más fuertes.
Diez años después, seguimos corriendo esta carrera de la vida tomados de la mano.
Superamos la distancia, las pruebas, los giros inesperados del camino, y en cada vuelta el amor solo ha crecido.
Hoy celebramos no solo una boda, sino una historia de amor que ha resistido el tiempo, el trabajo y los cambios.
Amamos cada minuto que compartimos, cada risa, cada sueño, cada instante con nuestros hijos.
Queremos seguir riendo, soñando y amándonos por siempre y para siempre. 🤍